Escrito por Wanarko,
En las alturas del Atacam
Publicado originalmente en Rebeldías N°2, Septiembre-Octubre 2017.
De un tiempo a esta parte las políticas energéticas estatales han ido migrando en cuanto a la búsqueda de nuevas formas de generar electricidad para la vorágine extractivista en la que se encuentra Chile.
El principal sector consumidor de esta, el minero, está invirtiendo millones de dólares en hacer funcionar sus faenas con energías “limpias” y ya hay varias decenas de empresas transnacionales funcionando en el territorio instalando plantas de paneles solares, aspas eólicas y termoeléctricas solares (paneles girasol).

El desierto de Atacama además de albergar la mayor cantidad de minerales de la región chilena, es un lugar donde el sol brilla en todo su esplendor. La instigación y sugerencia de sectores propios del capitalismo verde desde ya varios años ha comenzado a dar sus frutos durante la última década donde ha comenzado la instalación de varias plantas generadoras de energía. En el espacio comprendido entre el río Copiapó y el río Salado se han instalado las plantas solares más grandes de América Latina, entre estas “Amanecer Solar” ligada a la compañía minera CAP y “Luz del norte” de la transnacional First Solar, utilizando alrededor de 250 hectáreas cada una e instalando cerca de dos millones de paneles solares entre ambas. Asimismo en las cercanías de Diego de Almagro y El Salvador se han instalado cuatro plantas de menos envergadura, pero igualmente invasivas (como el caso de Diego de Almagro donde el muro de contención de la plata no dejo que las aguas tomaran su curso natural para los aluviones que han afectado la comunidad). Cabe destacar que estos proyectos no buscan generar energía para el consumo doméstico de las viviendas, sino que destinan su consumo a proyectos mineros. Asimismo afectan las migraciones de las aves al confundirás con su apariencia similar a los lagos, las cuales al acercarse pueden perecer producto de la altas temperaturas que se generan. Conjunto a lo anterior la mayoría de las plantas se han instalado en lugares en los cuales florecía el desierto, afectando de esta forma a la toda la flora de estos parajes que cada ciertos años vestía de colores los cerros y llanos de la zona más seca del mundo.
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